Sólo el Tajo quedó

Toledo está situada sobre una escarpada colina casi totalmente rodeada por el Tajo, y está cercada por una muralla flanqueada con cerca de ciento cincuenta torretas, construidas por los árabes. Este río nace en los montes de Albarracín, que quedan por encima de la ciudad de Cuenca, a unas cuarenta leguas al sudeste de Toledo, y tras un recorrido de ciento veinte leguas, vierte sus aguas en el Atlántico, una legua después de Lisboa. Un autor español, al hablar de la ya desaparecida grandeza de esta ciudad, dice que su mayor esplendor hoy en día se lo debe al río, y cita las siguientes líneas de un poema de Quevedo sobre Roma, sólo que cambiando el Tíber por el Tajo.
             Sólo el Tajo quedó, cuya corriente
             si ciudad la regó, ya sepultado
             la mira con confuso son doliente.

Richard Twiss   Viaje por España  (1773)


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