Cunando el sueño

 
Sueña como queda el Tajo
sin que despiertes, Toledo;
deja pasar las veladas,
sigue cunando tu sueño.

Mira a Florinda la Caba
perderse en coso de espejos,
que Don Rodrigo en sus ojos
perdióse y perdió a su pueblo.

¡Jeuda Leví! De su llanto
guardan tus capillas ecos,
Sión, que diste a marranos
muzàrabe canturreo.

Sueña con nebredas de ánimas
en los barrancos del cielo
al resplandor de relámpagos
que, Josué, detuvo el Greco,

y herrín, orín, verdín, tintes
de solar que roñan tiempos,
y hollín y ceniza ascética
te servirán de memento.

En tus mesones Cervantes
a su sangre dio resuello;
las dos cabezas de tu águila
descabezaban el vuelo.

Caíste con los Borbones
en la sima del recuerdo,
huesa de leyendas mágicas
de godos y de agarenos.

Y el imperio de la Muerte
te dará, imperial Toledo,
en vida que nunca acabe
de Dios el último sueño.

Miguel de Unamuno. Toledo (Cancionero) 1953 












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