No
voy a descubrir Toledo, como aún lo pretenden muchos de aquende y
allende los Pirineos: está tan a la mano, es tan fácil visitarla,
recrearse con sus maravillas y prodigios, admirar sus monumentos más
salientes, que sería ridículo intentar decir algo interesante y nuevo,
después de tanto, de tanto y tan bueno como se ha escrito acerca de
ella.
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