Difícilmente se encontrará una ciudad que conserve más recuerdos artísticos e históricos que Toledo, y, según dice muy bien Mr. Germond de Lavigne, se necesitaría todo un año para estudiar en el laberinto de sus estrechas y tortuosas calles los secretos del arte que se encierran en sus arcos, sus bóvedas, sus ojivas, sus ventanas, sus columnas, que desgraciadamente se hallan profanadas con muchas manos de cal.
Buen trabajo, como siempre
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