No es más que una foto curiosa. Un caprichoso efecto visual de
la hermosa torre de la Catedral ensartada en la anodina fachada del Seminario
Menor. La imagen quizá nunca hubiera merecido figurar en este blog, y sin
embargo, ocupa hoy lugar destacado por el dudoso honor de haber sido la última realizada por mi antes
de sufrir, pocos segundos después, una tremenda caída, por uno de los rodaderos
del Valle, que se ha saldado con una compleja operación, 23 días de hospital y
un proceso de recuperación que se prevé largo y costoso. Lo mínimo considerando
la caída libre desde unos diez metros de altura, a través de un terreno abrupto
y de fuerte pendiente que por fortuna contribuyeron a frenar las ramas de unos
arbolillos o arbustos cuyas puntas se dejan ver a ambos lados de la foto, acaso como
signo premonitorio.
Este incidente ha impedido la continuidad regular del blog que a partir de ahora volverá a la normalidad. Muchas gracias a cuantos, enterados del accidente, me habéis hecho llegar vuestras palabras de ánimo en estos difíciles días y a todos los que continuáis asomándoos a este balcón para mirar Toledo.
Miguel, espero q vaya todo por buen camino y mejores de tu accidente.
ResponderEliminarLa foto es bonita por la curiosidad del enfoque.
Un abrazo. Alejandro, ex-compañero de la biblioteca
Gracias, Alejandro. Mis mejores deseos también para ti. Un abrazo
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