No hace
muchos días que un extranjero contaba en una tertulia cómo
nuestro primer padre al aparecer en Italia quedó perplejo y sorprendido; cómo
al cruzar los Alpes para ir a Alemania no encontró nada que pudiese comprender;
cómo las cosas se le presentaron más obscuras y extrañas en París, hasta que al
llegar a Inglaterra se halló completamente perdido, confuso y sin brújula,
incapaz de hacer ni comprender nada. España era el sitio que le faltaba: allá
se fue, y con gran satisfacción suya se encontró como en su propia casa; tan
poco habían cambiado las cosas desde que se ausentó del mundo, mejor dicho,
desde que el sol de la creación alumbrara a Toledo.
Richard Ford Cosas de España. El país de lo
imprevisto 1846
No hay comentarios:
Publicar un comentario