Y si la Toledo monumental ofrece tan notables y maravillosas atracciones al viajero, por la majestad y el sello español y típico de sus fábricas de distinto origen, no es menor el encanto que produce la disposición urbana en el agrio recinto que ocupa, formando solitarias plazoletas, rincones o cobertizos silenciosos y misteriosas, estrechas y pendientes callejuelas de carácter morisco, que fueron siempre (sobre todo de noche e iluminadas por el amortiguado fulgor de la luna) fecundo manantial de inspiraciòn al poeta y de románticos sentimientos a los soñadores amantes de todo lo quimérico y fantástico.
(Manuel González Simancas. Artículo en "El Castellano".1928)
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