¡Ese es el Tajo de Garcilaso, un río verdadero que, alborozado,
extiende sus aguas como cinta de plata por las vegas toledanas. Ese es el Tajo
de los poetas, de los recuerdos, de las ilusiones, de las grandezas!
Allí se ven los sotos abundosos, las huertas fértiles, los
bosques poblados y ricos.
Muestran sus orillas los vergeles donde tejieron sus nidos
de amor desde el romano al árabe, desde el godo al cristiano viejo. De las
praderas y frondas salen aromas, cantos, trinos, arte, poesía, mágicos
recuerdos…
José Ibáñez Marín
Recuerdos de Toledo 1893
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