Azorín sale a la plaza de Zocodover y da una vuelta por los clásicos soportales. La noche está templada. Los escaparates pintan sobre el suelo vivos cuadros de luz; en el fondo de las tiendas, los viejos mercaderes –como en los cuadros de Marinus– cuentan sus monedas, repasan sus libros. La plaza está desierta; de cuando en cuando pasa una sombra que se detiene ante las vitrinas repletas de mazapanes; luego continúa y desaparece por una callejuela.
AZORÍN La voluntad (1902)
AZORÍN La voluntad (1902)
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