Oriente de Padilla

Tajo profundo, que en arenas de oro
la rubia espalda deslizando, llegas
el pie a besar a la imperial Toledo;
Toledo, que en desdoro
de su antigua altivez y su energía
se encorva al yugo que esquivó algún día;
Toledo, oriente de Padilla... ¡Oh río!
tú le viste nacer, tú lamentaste
su destino infeliz, y en triste duelo
su fin infausto denunciaste al cielo.


MANUEL JOSÉ QUINTANA   A Juan de Padilla  (1797)

 


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