San Ildefonso

La leyenda de la casulla es una de las más populares de Toledo. San Ildefonso, arzobispo de esta ciudad en el siglo XVI, había escrito una obra en alabanza de la virginidad de la Madre de Dios. La Virgen, queriendo mostrar su contento a Ildefonso, descendió del cielo una mañana y asistió a la misa, sentada en la silla del arzobispo. Esta silla, desde entonces, no ha vuelto a ser ocupada. Se asegura incluso que tan pronto como un profano osa sentarse en ella es expulsado inmediatamente por los ángeles. La Virgen, al poner sobre los hombros del santo arzobispo la casulla que únicamente él debía vestir, se la dio como procedente de los tesoros de su Hijo.
Vimos también en la capilla del santo patrono de Toledo la losa rodeada de mármol rojo sobre la que la reina del cielo puso sus pies (…) Una reja protege a la piedra santa. Pero se ha dejado un espacio bastante grande para que los fieles puedan tocarla con la punta del dedo, que después llevan piadosamente a los labios.

(Charles Davillier. Viaje por España. 1874)



 

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