Por la noche me fui de Toledo con el pesar de no haber tenido tiempo de ver y de volver a ver todo lo que hay de antiguo y de admirable; pesar mitigado, sin embargo, por el ardentísimo deseo de conocer Andalucía, que no me dejaba un momento de paz. ¡Pero por cuánto tiempo tuve a Toledo delante de los ojos! ¡Por cuánto tiempo vi y soñé con aquellas escarpadas rocas, con aquellas enormes murallas, con aquellas tétricas calles, con aquel fantástico aspecto de ciudad medieval! Y, aún hoy, recreo a menudo su imagen con una especie de triste placer y de austera melancolía y tal imagen me hace divagar con mil extraños pensamientos de tiempos remotos y de aventuras maravillosas.
Edmundo de Amicis. España (1872)
No hay comentarios:
Publicar un comentario