La villa de Toledo, al oriente de Talavera, es una capital no menos importante por extensión que por el número de habitantes. Fuertemente asentada, está rodeada de buenas murallas y defendida por una ciudadela bien fortificada. Ha sido fundada en época muy remota por los amalecitas. Está situada sobre un cerro y hay pocas villas que se puedan comparar con ella por la solidez y la altura de los edificios, la belleza de los alrededores y la fertilidad de sus campos regados por el gran río llamado Tajo. Se ve allí un acueducto muy curioso compuesto de un solo arco, por debajo del cual las aguas corren a una gran violencia y hacen mover en la extremidad del acueducto, una máquina hidráulica que hace subir las aguas a 90 estadales de altura; llegadas a lo alto del acueducto siguen la misma dirección y penetran después en la ciudad
Fuertemente asentada
La villa de Toledo, al oriente de Talavera, es una capital no menos importante por extensión que por el número de habitantes. Fuertemente asentada, está rodeada de buenas murallas y defendida por una ciudadela bien fortificada. Ha sido fundada en época muy remota por los amalecitas. Está situada sobre un cerro y hay pocas villas que se puedan comparar con ella por la solidez y la altura de los edificios, la belleza de los alrededores y la fertilidad de sus campos regados por el gran río llamado Tajo. Se ve allí un acueducto muy curioso compuesto de un solo arco, por debajo del cual las aguas corren a una gran violencia y hacen mover en la extremidad del acueducto, una máquina hidráulica que hace subir las aguas a 90 estadales de altura; llegadas a lo alto del acueducto siguen la misma dirección y penetran después en la ciudad
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