Siguieron por la calle de la Puerta Llana y allí observaron que en la fría atmósfera flotaban puntos blancos y tenues, los cuales, al darles contra el rostro, les herían con punzante frialdad. Principiaba a nevar; el cielo parecía un pesado toldo que se desplomaba; neblina espesa envolvía los edificios, dando a la mole de la Catedral un aspecto desvanecido y fantástico.
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Don Tomé se alejó soplándose los dedos. Metiéronse los demás en el cuarto de Guerra, y allí sirvieron el chocolate a don Isidro, el cual, mirando la nevada al través de los cristales, decía:
- Toda blancura es hoy la gran Toledo. Buenas estarán esas calles de Dios.
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Don Tomé se alejó soplándose los dedos. Metiéronse los demás en el cuarto de Guerra, y allí sirvieron el chocolate a don Isidro, el cual, mirando la nevada al través de los cristales, decía:
- Toda blancura es hoy la gran Toledo. Buenas estarán esas calles de Dios.
Benito Pérez Galdós. Ángel Guerra (1891)
Bravo, Miguel. Fantástico reportaje fotográfico y muy meritorio por lo que tiene de sacrificado y dificultoso el desplazarte en tales condiciones. Traída muy a cuento la referencia galdosiana. Y de paso felicitarte también por el blog lleno de interés y capital (de Toledo capital, digo). Un cálido abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
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