Torre de la catedral

El cielo vuelve a sonreír y su alegría se manifiesta por algunos destellos de sol que forman como placas transparentes de oro y adornan la parte superior de la torre de la iglesia.
¡Y qué campanario! Lo remata una cruz actual, con bolas debajo. Luego, a medida que la mirada va descendiendo, se percibe un primer tejado, con picos de tres coronas, probablemente de hierro, y una torreta de granito adornada con una balaustrada y una serie de pequeños obeliscos; después una corona de picos de hierro, a continuación ocho ventanales para dejar salir el sonido de sus famosas campanas, y una guirnalda de cabezas de hombres, en mármol blanco, incrustadas en la piedra, bajo una cornisa. Por último, en la parte inferior de la torre, otras incrustaciones de color blanco o negro, y algunas hermosas estatuas de mármol blanco. Este es el campanario de la catedral de Toledo.
Sin querer establecer comparación alguna con los más bellos campanarios de Francia, es necesario reconocer que ésta es una obra deliciosa.

Augustin Challamel.  Un verano en España.  (1843)





 













Cuadro real, casi vivo, casi intacto

Ninguna otra ciudad posee la espléndida e inagotable serie de monumentos arquitectónicos de casi todas las edades y que convierten a Toledo entero en un museo, donde puede seguirse casi por completo la historia del arte; pero en especial, y aquí está lo importante, el estudio de los rasgos que han de estimarse originales del arte genuinamente español en todas sus manifestaciones.
En ningún centro como en Toledo se ha acumulado y se conserva tan enorme masa de riquezas y joyas artísticas de todos órdenes y épocas (...)
Muy difícil es encontrar en parte alguna ciudad, en conjunto, más pintoresca que Toledo, donde, a una excepcional situación topográfica, se junta, sobre todo, el espectáculo fiel de lo que debió de ser nuestro pueblo más popular y más aristócrata y lujoso, con sus innumerables iglesias y conventos, sus viviendas góticas, mudéjares y platerescas, sus empinados y estrechos callejones: el cuadro real, casi vivo y casi intacto, en suma, de sus épocas de esplendor y grandeza.

Manuel B. Cossío. El arte en Toledo (1905)