Un gran papel

Toledo es una ciudad que representa siempre un gran papel en el largo y sorprendente drama de nuestra historia; Toledo está enlazada con todos los recuerdos, con todas las tradiciones de nuestra patria, y no se puede oir su nombre sin que de repente no se suscite en nuestra alma la memoria de sus reyes godos, de sus concilios, de sus prelados, de sus monarcas moros, de la epopeya de su conquista por Alfonso VI, de las proezas del Cid, del rito mozárabe, de los famosos arzobispos que tanto ruido han metido en la historia de Castilla, de sus pintores y de sus grandes escultores y arquitectos.

PEDRO JOSÉ PIDAL   Recuerdos de un viaje a Toledo (1842)

Gigantescos diamantes

El inmenso coro de madera tallada es de tan maravilloso trabajo, que un aficionado como Botschild pagaría un millón por tener de él algunos metros cuadrados: sobre el coronamiento hay flechas góticas, que parecen de filigrana, y a través de sus huecos se ven brillar los hermosos vidrios pintados de las ventanas con fantástica magia de tintas deslumbradoras como de gigantescos diamantes de mil facetas.

LUIGI ARNALDO VASSALLO   El pupazzetto spagnolo: Impresiones del viaje por España del periodista italiano Gandolín   (1887)



Todo casa

Descendemos hasta la Puerta del Sol y continuamos nuestro paseo haciendo el recorrido exterior de las murallas de la ciudad antigua. Puertas, torres, muros, todo ello forma una curiosa amalgama de construcciones de todas las épocas; la piedra, el ladrillo árabe, el cemento romano, la roca viva, todo se mezcla y casa armoniosamente. Aquí una puerta árabe coronada por un arco de herradura, allá torres almenadas y góticas, más allá todavía construcciones suntuosas del renacimiento, que tienen por artífices a Carlos V y Felipe II.



GERARD VAN CALOEN  Más allá de las montañas. Viajes a España  (1881)

Espíritu del Greco

Toledo vivía en mi imaginación tal como el Greco la había pintado bajo la tormenta: encumbrada, ascética, azotada por repentinos destellos de luz, con la flecha de su maravillosa catedral gótica semejante a la flecha del alma humana horadando las nubes cargadas de truenos de Dios. La mitad de sus torres, la mitad de sus murallas, la mitad de sus casas se iluminan con un azulado centelleo luminoso; el resto se hunde en el abismo de las más negras tinieblas. Toledo se alzaba en mi mente identificada con el espíritu del Greco: penetrada por la luz de un lado, sumida en la oscuridad en el otro; inasequible, ubicada en las alturas de aquellas empresas en las que, como dijo el místico bizantino, se encuentra el camino que va, no a la indiferencia, sino a la locura divina.

NIKOS KAZANTZAKIS   España  (1932)