Toda blancura

Siguieron por la calle de la Puerta Llana y allí observaron que en la fría atmósfera flotaban puntos blancos y tenues, los cuales, al darles contra el rostro, les herían con punzante frialdad. Principiaba a nevar; el cielo parecía un pesado toldo que se desplomaba; neblina espesa envolvía los edificios, dando a la mole de la Catedral un aspecto desvanecido y fantástico.
(...)
Don Tomé se alejó soplándose los dedos. Metiéronse los demás en el cuarto de Guerra, y allí sirvieron el chocolate a don Isidro, el cual, mirando la nevada al través de los cristales, decía:
- Toda blancura es hoy la gran Toledo. Buenas estarán esas calles de Dios.

BENITO PÉREZ GALDÓS   Ángel Guerra  (1891)







Zocodover (I)

Azorín sale a la plaza de Zocodover y da una vuelta por los clásicos soportales. La noche está templada. Los escaparates pintan sobre el suelo vivos cuadros de luz; en el fondo de las tiendas, los viejos mercaderes –como en los cuadros de Marinus– cuentan sus monedas, repasan sus libros. La plaza está desierta; de cuando en cuando pasa una sombra que se detiene ante las vitrinas repletas de mazapanes; luego continúa y desaparece por una callejuela.

AZORÍN   La voluntad  (1902)


Habéis soñado

Volvéis a ver la gran ciudad del Toledo medieval y os olvidáis de la soledad y del silencio de sus calles. Mas es una ilusión que dura pocos instantes, pues en seguida os embargan tristes pen­samientos y sólo veis el esqueleto de la antigua ciudad, la necrópo­lis de tres imperios, el gran sepulcro de la gloria de tres pueblos. To­ledo os recuerda a los sueños juveniles hechos después de la lectura de las novelescas leyendas medievales. Habréis visto muchas veces, en sueños, ciudades oscuras, rodeadas de profundos fosos, de altísi­mos muros, de inaccesibles rocas; habréis pasado sobre puentes le­vadizos; habréis recorrido tortuosas calles, llenas de maleza; habréis respirado aire húmedo de prisión y de tumba. Pues bien, habéis so­ñado con Toledo.

EDMUNDO DE AMICIS   España. Diario de viaje de un turista escritor   (1872)



Algo insólito

Toledo es remanso de paz y tranquilidad, es el mayor sedante para los espíritus quebrantados y enardecidos, y basta que sepa pregonar por doquier lo que tiene y posee para que ocupe el preeminente lugar que en el turismo mundial le corresponde.
La visita a Toledo es algo grande, algo insólito, y las direcciones de las grandes compañías de turismo cometen un gran crimen llevando a las masas de turistas que les confían la dirección de sus visitas o viajes a través de los monumentos y calles toledanas con la misma vertiginosa rapidez que pudieran hacerlo a través del Sahara.

Cómo debe visitarse Toledo. Artículo publicado en la revista "Viajes por España", órgano oficial de la Sociedad de Atracción de Forasteros de Madrid. Nº 6. Firmado por S. A. G.  (1929)


Un gran papel

Toledo es una ciudad que representa siempre un gran papel en el largo y sorprendente drama de nuestra historia; Toledo está enlazada con todos los recuerdos, con todas las tradiciones de nuestra patria, y no se puede oir su nombre sin que de repente no se suscite en nuestra alma la memoria de sus reyes godos, de sus concilios, de sus prelados, de sus monarcas moros, de la epopeya de su conquista por Alfonso VI, de las proezas del Cid, del rito mozárabe, de los famosos arzobispos que tanto ruido han metido en la historia de Castilla, de sus pintores y de sus grandes escultores y arquitectos.

PEDRO JOSÉ PIDAL   Recuerdos de un viaje a Toledo (1842)

Gigantescos diamantes

El inmenso coro de madera tallada es de tan maravilloso trabajo, que un aficionado como Botschild pagaría un millón por tener de él algunos metros cuadrados: sobre el coronamiento hay flechas góticas, que parecen de filigrana, y a través de sus huecos se ven brillar los hermosos vidrios pintados de las ventanas con fantástica magia de tintas deslumbradoras como de gigantescos diamantes de mil facetas.

LUIGI ARNALDO VASSALLO   El pupazzetto spagnolo: Impresiones del viaje por España del periodista italiano Gandolín   (1887)



Todo casa

Descendemos hasta la Puerta del Sol y continuamos nuestro paseo haciendo el recorrido exterior de las murallas de la ciudad antigua. Puertas, torres, muros, todo ello forma una curiosa amalgama de construcciones de todas las épocas; la piedra, el ladrillo árabe, el cemento romano, la roca viva, todo se mezcla y casa armoniosamente. Aquí una puerta árabe coronada por un arco de herradura, allá torres almenadas y góticas, más allá todavía construcciones suntuosas del renacimiento, que tienen por artífices a Carlos V y Felipe II.



GERARD VAN CALOEN  Más allá de las montañas. Viajes a España  (1881)

Espíritu del Greco

Toledo vivía en mi imaginación tal como el Greco la había pintado bajo la tormenta: encumbrada, ascética, azotada por repentinos destellos de luz, con la flecha de su maravillosa catedral gótica semejante a la flecha del alma humana horadando las nubes cargadas de truenos de Dios. La mitad de sus torres, la mitad de sus murallas, la mitad de sus casas se iluminan con un azulado centelleo luminoso; el resto se hunde en el abismo de las más negras tinieblas. Toledo se alzaba en mi mente identificada con el espíritu del Greco: penetrada por la luz de un lado, sumida en la oscuridad en el otro; inasequible, ubicada en las alturas de aquellas empresas en las que, como dijo el místico bizantino, se encuentra el camino que va, no a la indiferencia, sino a la locura divina.

NIKOS KAZANTZAKIS   España  (1932)












Señor Tajo

A vos digo, señor Tajo,
el de las ninfas y ninfos,
boquirrubio toledano,
gran regador de membrillos;
a vos, el vanaglorioso
por el extraño artificio
en España más sonado
que nariz con romadizo;
famoso entre los poetas,
tan leído como el Christus,
y de todos celebrado
como el día del domingo;
por las musas pregonado,
más que jumento perdido,
por río de arenas de oro,
sin habéroslas cernido:
llamado sois con razón,
de todos, sagrado río,
pues que pasáis por en medio
del ojo del Arzobispo.

LUIS DE GÓNGORA  A vos digo, señor Tajo   (1591)


La árabe

Aún existe una página de roca
en que leer, deletreando apenas,
la era en que una tribu noble o loca
cesó de darnos timbres o cadenas.
Aún hay mirra, hay pebetes y hay alfombras
en que a través de seda y pedrería
alcanza el pensamiento entre las sombras
lo que Toledo la árabe sería.

JOSÉ ZORRILLA   (1817-1893)  Toledo









Catedral (IV)

Quisimos emplear el resto de la mañana en ver la catedral que es, según dicen, una de las más hermosas de Europa. Los españoles la llaman Santa, sea a causa de las reliquias que allí se ven, o por alguna otra razón que no me han explicado. Si fuera tan larga y tan alta como es ancha, estaría mucho mejor. Está adornada de varias capillas tan grandes como iglesias. Todas ellas brillan de oro y de pinturas; las principales son las de la Virgen, Santiago, San Martín, del cardenal Sandoval y del condestable de Luna.

MADAME D'AULNOY  Relación del viaje a España. Carta XIII   (1699)





Cuántos encuentros

Estas cuestas, estos pasadizos oscuros, ¡a cuántos hidalgos no vieron cruzar como fantasmas, chispeando la joya del cintillo entre el plumaje de la gorra, sonando al chocar en los guijos del suelo el bien templado acero toledano, el embozo hasta las cejas, el paso escurrido! ¡Cuántos encuentros vieron de caballeros que no se buscaban o que se buscaban, qué de tajos, mandobles y reveses han oído, qué de cuerpos caer sin vida, qué de rondas llegar con el "ténganse al rey", huyendo los que se acuchillaban como sombras que lleva el diablo, (...) qué de canciones deliciosas y tiernas al son doliente de la vihuela resonaron por estos rincones y, mientras el enamorado doncel daba su serenata a la doncella, cómo atisbaba ella por la alta celosía y caían dulces en los oídos del galán trovador los suspiros de la linda encubierta!

JULIO CEJADOR Y FRACUA   Tierra y alma española   (1928)





Un farol, un crucifijo

Toledo es delicioso. Rinconadas,
callejones estrechos sin salida,
muchas encrucijadas
y oculto humildemente en su escondrijo,
un farol alumbrando un crucifijo.
A mi me gustan mucho estos detalles
de los fosos, los muros y las calles,
y todo lo que he visto
de joyas, y pinturas y estatuaria,
no me hace la impresión extraordinaria
de un rincón, una lámpara y un Cristo.

SINESIO DELGADO  Toledo (Publicado en Madrid Cómico, el 26 de diciembre de 1885)


Rocas

La ciudad ofrece un aspecto extremadamente antiguo, sobre todo cuando se entra por el puente del Tajo desde Aranjuez y se ve la cantidad de muros y pequeñas torres con creneaux. Por esta parte el Tajo fluye muy espumoso entre la montaña sobre la que está construida la ciudad y las rocas situadas enfrente. Estas rocas son, como casi todas las de España que he visto, calvas moles rocosas que surgen en la montaña de las más diversas formas, que tienen un aspecto maravilloso, más yermo y desolado que salvaje, porque para hacer esta última impresión no son ni suficientemente grandes ni suficientemente atrevidas.

WILHELM VON HUMBOLDT   Diario de viaje a España (1799-1800)


El Transparente

Si preferís contemplar un bailable, una ópera, id al Transparente, detrás de la Capilla Mayor. Encontraréis jóvenes de mármol y princesas de teatro que cantan su gran aria. ¡Qué galantes bellezas! Si deseáis ver sus piernas, aproximaos: ved, allá arriba, una que se precipita cabeza abajo, con las ropas levantadas. Sus encantos son dulces de admirar.


MAURICE BARRÈS   El Greco o el secreto de Toledo  (1913)





Dice todo


De toda España es el mayor decoro
la eminente Toledo, cuya forma,
si hay pinos de oro, es de una piña de oro

por su riqueza, fortaleza y forma.
(...)
Esta Roma en el culto y oraciones,
Atenas en filósofos preclaros,
Lacedemonia en ínclitos varones,
rica Venecia en los tesoros raros,
Numancia en los invictos corazones,
Cipro en belleza de los rostros claros,
mundo pequeño, porque en alto modo,
Toledo, descifrado, dice todo.

JOSÉ DE VALDIVIELSO   Sagrario de Toledo   (1618)



Un rojizo beso

Cuando Dios creó el sol fue para ponerlo sobre Toledo e iluminar la ciudad con sus rayos. Es a la caída de la tarde cuando debemos acudir a esta elevada orilla del Tajo para contemplar como el poniente se abraza a la ciudad y la da un rojizo beso de despedida.
(...)
La hora misteriosa y llameante está en su apogeo. La más mediocre de las fachadas se ha ennoblecido. Una pátina dorada cubre las murallas floridas de blasones, las esculturas de los portales, las cruces de piedra, las almenas de las viejas puertas de granito.


DORÉ OGRIZEK   España  (1953)












Oriente de Padilla

Tajo profundo, que en arenas de oro
la rubia espalda deslizando, llegas
el pie a besar a la imperial Toledo;
Toledo, que en desdoro
de su antigua altivez y su energía
se encorva al yugo que esquivó algún día;
Toledo, oriente de Padilla... ¡Oh río!
tú le viste nacer, tú lamentaste
su destino infeliz, y en triste duelo
su fin infausto denunciaste al cielo.


MANUEL JOSÉ QUINTANA   A Juan de Padilla  (1797)

 


¿Qué os dice?


Venid a la plaza de la Catedral; mirad esas tres puertas sagradas; la puerta del Infierno, la del Perdón, la del Juicio. ¿Qué os dicen sus nobles curvas ojivales? Y esa profusión de ángeles, esa multitud de estatuas, esos follajes de piedra, esos cruzamientos de líneas, filetes y adornos, esos bajo-relieves, esos dos pilares que separan las tres grandes puertas, y suben, de piso en piso, flanqueados de nichos y de santos, hasta llegar a la cima, ¿qué es lo que os dicen? ¿Qué os dice esa torre robusta, esbelta, adornada de extraños azulejos, bordada de arcos, de columnillas, de balcones aéreos, con sus gruesas campanas y sus enormes badajos y sus gigantescas armaduras? Más arriba de la galería, las pirámides; más arriba de las pirámides, las flechas; más arriba de las flechas, las espinas; más arriba de las espinas, el dardo agudo que se pierde en el cielo, con sus globos de oro y su cruz resplandeciente: ¿qué os dice todo eso? ¿No es verdad que quedáis, como nosotros, estupefactos, en esta plazuela mientras que, a nuestras espaldas, el pesado palacio arzobispal contempla impávido todo ese prodigio?

VALERIE DE GASPARIN  Paseo por España  (1875) 

Castillo de San Servando (II)

Castillo de San Cervantes
tú que estás junto a Toledo,
fundóte el Rey don Alonso
sobre las aguas de Tejo.
Robusto, si no galán,
mal fuerte, peor dispuesto,
pues tienes más parientes
que un hijo de un racionero.
Lampiño debes de ser
castillo, si no estoy ciego,
pues siendo de tantos años
sin barba cana te veo
Contra ballestas de palo
dicen que fuiste de hierro,
y que anduviste muy hombre
con dos morillos honderos.

LUIS DE GÓNGORA (1561-1627)  Romance

Ciudad museo

Nuestra despedida de Toledo, ese venerado reflector de la vida y usos de unas cuatro razas distintas, nos deja la impresión de que aún debemos realizar una visita más tranquila; llevamos saudades de una convivencia imaginaria con algunos personajes legendarios que vivieron en una época de civilización barbarizada; con los feudalismos intransigentes de un absolutismo férreo; con las soberbias ostentaciones de un clericalismo poderoso; con imágenes suavísimas de unas damas beatas y romanescas; con todo, en fin, lo que se siente y prende por los objetos sacros y profanos que transformaran la antigua corte de los reyes castellanos en un erario inagotable de memorias pasadas.
Toledo, en verdad, ante las transformaciones de nuestros días y en el transcurso de los siglos por venir, si el martillo de las manos de los innovadores modernos no la destruyen, continuará siempre ostentando el nombre pomposo y justo de verdadera ciudad museo.

DAVID CORREIA SANCHES FRIAS   Notas a lapis. Passeios e digressoes peninsulares   (1886)


Solitario

Nadie aquí piensa en dormirse si no es sobre el seno de una amante; y yo, en esta ciudad, donde todos los corazones palpitan de amor y de dicha, donde todos los brazos se entrelazan, donde todas las almas de entregan y se funden, soy el único ser solitario, reprimido en sí mismo. Sólo soy el extranjero.

ANTOINE FONTANEY  Recuerdos de España: Una tarde en Toledo (1832)


Cualquier desentono escandaliza

Toledo no es sólo una ciudad antigua de gran carácter, sino una ciudad sin cuyo carácter antiguo no sería concebible ni tendría razón de ser. Acrópolis sagrada de la Historia, del Arte y de la Tradición nacionales, cualquier desentono escandaliza en ella, toda novedad la ofende. No son sólo las reformas que sufren algunos viejos edificios (...) lo que altera la peculiar fisonomía de Toledo. En Toledo, como en otras, y quizá más que en otras arcaicas urbes españolas, tanto se ha solido pecar por lo que se reforma, como por lo que se destruye, como por lo que se edifica de nuevo. Censurables hechos consumados son estos; pero por si censurables los censuramos, por consumados no tienen remedio.

   CONDE DE CEDILLO   La ciudad de Toledo y las reformas urbanas. (Boletín de la Real Academia de la Historia. 2 enero 1915)   










 

San Juan de los Reyes

Los reyes don Fernando y doña Isabel han mandado construir este monasterio, que es de piedra de sillería, con verdadera magnificencia. En la iglesia (que, excepto el coro, está ya terminada) se ven los escudos y empresas de los monarcas, la efigie de su patrono San Juan Bautista y otras imágenes de santos. De los muros exteriores del templo penden cadenas y grillos de los cautivos cristianos de Granada, puestos allí en memoria suya y en la de sus libertadores, y son tantos, que no bastarían dos carros para llevarlos. Me dijo el arquitecto de la obra que ésta vendrá a costar unos doscientos mil ducados. Los frailes del monasterio son de la Orden de San Francisco; guardan la regla con estrecha rigidez y hacen vida ejemplar. Allí encontré al general de la Orden, que en el año 1490 estuvo en Nuremberg, hombre doctísimo, muy querido de los reyes y con el cual conversé largamente.

   JERÓNIMO MÜNZER   Viaje por España y Portugal  (1494-1495) 

Fuertes murallas

También tiene otra puente sobre el río Tajo, de dos ojos, que llaman de San Martín, labrada con tanta excelencia, que es tenida por una de las buenas de España. De ésta dicen algunos que la hicieron de nuevo los reyes godos teniendo su corte en Toledo, el cual cerca el Tajo más de las dos tercias partes de él; y lo que no cerca está muy fortalecido de dos fuertes murallas en que hay ciento y cincuenta torres. Y tiene un campo llano, que se llama la Vega, la cual es muy apacible, y donde salen a recrearse las ninfas de este lugar en todos tiempos, porque en invierno tiene sol y en verano frescura.

   AGUSTÍN DE ROJAS VILLANDRANDO   El viaje entretenido (1603)   





Producidor del gran tesoro

Tajo, producidor del gran tesoro
(si a la fama creemos), cuya arena
de zafiros y perlas está llena,
tus aguas néctar, tus arenas oro;

tú pues, acrecentado con mi lloro,
serás testigo de mi amada pena,
como sujeto a lo que amor ordena,
buscando vida, a quien me mata adoro.

Cuando mi pastorcilla en tu ribera
busca las conchas que creciendo arrojas,
y con su blanco pie tu orilla toca,

el bien que gozas, agua lisonjera
(que al fin lo has de besar, pues que lo mojas),
lo usurpas al oficio de mi boca.


   BARTOLOMÉ LEONARDO DE ARGENSOLA  (1562- 1631)  Soneto  




Correría

Después de una correría larga, desesperada, en que se iban sucediendo a ambos lados tapias bajas blanqueadas, caserones grandes, oscuros, con los portales iluminados por una luz de la escalera, puertas claveteadas, grandes escudos, balcones y ventanas floridas, el hombre se dirigió a una casa blanca que había a la derecha.

   PÍO BAROJA  “Camino de perfección”  (1902)  




Tajo innavegable

Toledo que duerme —no sé si sueña— encaramado en los rocosos y escarpados arribes del Tajo que se lanza desde las sierras que lo regozan en la meseta de Castilla la Nueva (…) Fue la reconquista ibérica, la coronada en Toledo, la que permitió abrir el ciclo maravilloso de los grandes descubrimientos con que españoles y portugueses ensancharon el mundo. Más aún que materialmente o geográficamente, lo ensancharon espiritualmente. Cambió la concepción del mundo. Y todo esto meditaba yo sobre el Tejo de Lisboa recordando el Tajo innavegable de Toledo y soñando en él.

  MIGUEL DE UNAMUNO   Lisboa y Toledo (1935) 

Iglesias de monjas



Las iglesias de los conventos de monjas le ofrecían singular encanto, y siempre que abiertas las hallaba, a primera hora, se metía dentro. De este modo multitud de misas pasaban por delante de sus ojos todas las mañanas. Comúnmente, una sola persona o dos cuando más, fuera del cura y monaguillo, se veían en el templo, alguna vieja que entraba rezando entre dientes, algún anciano catarroso con trazas de mendigo. Lo que más le enamoraba era el sentimiento de reposo, de convalecencia, de tranquilidad interior que aquellos recintos monjiles tenían en sí. El fresco matinal resultaba placentero en aquella cavidad hospitalaria, en la dureza del banco lustrado por el tiempo, o de rodillas sobre el ruedo de esparto. Y de tal modo le iban gustando las iglesias de monjas, que vista una quiso verlas todas, y poco a poco, esta quiero, esta no quiero, visitó Santo Domingo el Antiguo, las Capuchinas, Santo Domingo el Real, las Claras, San Clemente, San Pablo, etc., y allí permanecía hasta que le echaba el sacristán.

   BENITO PÉREZ GALDÓS   Ángel Guerra   (1894)


Ciudad cercada

La muy noble e imperial ciudad de Toledo es muy antigua... Está asentada en lugar alto y áspero en la ribera del río Tajo: el cual cerca más de las dos tercias partes de la ciudad. Y hay desde el río hasta lo alto de la ciudad tan grande altura de peñas que es cosa maravillosa... y tiene dos puentes de un arco u ojo cada una grandes y muy hermosas. La una se llama la puente de Alcántara y la otra de San Martín. Por la parte que el río no la cerca tiene un campo llano, que se llama la vega, y es muy hermosa y apacible.

   PEDRO DE MEDINA  Libro de las grandezas y cosas memorables de España (1548)


















Un baño de pasado

Nos alejamos de la Imperial Ciudad sin poder dominar un sentimiento de infinita tristeza.
Entre sus muros, en este día que fenece, nos hemos dado con dolorosa voluptuosidad un baño de pasado y ello ha dejado en nuestra alma el dejo de desasosiego que alguna vez experimentamos en Jerusalén, en Jericó, en Thebas, en Tiaguanaco.
Aproximamos nuestros labios a la copa del pasado y probamos el desencanto que produce un vino de ilustre cepa lastimosamente desvanecido…
En el fondo de la copa de nuestro banquete ideal encontramos las heces de las cosas pretéritas, de las cosas agonizantes y difuntas.
Hemos palpado el pasado… ¿Dónde está tu presente, España?... ¿Dónde el porvenir?...

   RÓMULO CÚNEO-VIDAL  España. Impresiones de un sudamericano (1910)  
















Catedral (III)

Yo no sé cómo reprimí un grito de aturdimiento entrando en la nobilísima catedral. Y eso que nosotros somos poco inclinados a la admiración; nosotros que tenemos el claustro de Monreal y la basílica de San Marcos, la catedral de Orvieto y el templo subterráneo de Assisi, la parroquia de Arezzo y la cartuja de Pavía, la catedral de Milán y Santa María de Fiore. Pero la catedral de Toledo tiene tales proporciones, tal magnificencia de arte y tal esplendor de historia, que se impone, domina y sojuzga el ánimo.


 LUIGI ARNALDO VASSALLO Impresiones del viaje por España del periodista italiano Gandolín (1887)








Un viaje al descubrimiento

Pero dentro de la ciudad misma, entre las tortuosas calles, hay bellezas menos importantes y de naturaleza más familiar. No necesita uno buscar rincones pintorescos, sólo tiene que elegirlos. Esta es la razón por la que me gusta ir solo a Toledo, sin guía ni compañía. Todo paseo es un viaje al descubrimiento. Las joyas que recoges son en cierto modo tuyas; quizás nadie las vio antes, quizás nadie vuelva a verlas así jamás.

  STEWART DICK   El corazón de España. Impresiones de un artista en Toledo  (1907) 
















A los que saben ver y oír

Pero vaya, vaya usted a Toledo (...) Allí todo habla a los ojos y oídos de los que saben ver y oír. Hablan de arrufadías señoriales las piedras cargadas de escudos e inscripciones; habla de arcaicas industrias el artificio de Juanelo; hablan de ciencia y ascetismo las celdas monacales; hablan de cautiverios y torturas, las cadenas que cuelgan de los muros de San Juan de los Reyes; hablan de seducciones y escapatorias las rejas y falsetes callejeros; hablan los Cigarrales de francachelas y pasifloreos; hablan, con chirridos agoreros de ventiscas y turbiones, cuando no de cabalgatas aéreas de genios invisibles, las alocadas veletas que voltean sobre los vetustos campanarios; hablan, en fin, las quejumbrosas ondas del Tajo, que parecen repetir aquella pavorosa profecía, que rimó la musa de Fray Luis de León, anunciando a España inminente cataclismo, con la sola diferencia de que ahora los sarracenos no necesitan venir del otro lado del Estrecho: los tenemos en casa.

   PUBLIO HURTADO  Extremadura en Toledo. Impresiones de turista (1920)   




















Noches

¡Noches en que los pasos suenan
como malas palabras!
¡Noches, con gélido aliento de fantasma,
en que las piedras que circundan la población
celebran aquelarres goyescos!
¡Juro,
por el mismísimo Cristo de la Vega,
que a pesar del cansancio que nos purifica
y nos despoja de toda vanidad,
a veces, al atravesar una calleja,
uno se cree un Don Juan!

 Oliverio Girondo. Calcomanías. Toledo (1923)




¿Que cosa nueva podra decirse?

Escribo en Toledo por primera vez, aunque en Toledo estuve varias; y escribo muy temerosa de incurrir en esas hipérboles de admiración que, ya lacias y marchitas, se imponen sin embargo a la pluma, como los sentimientos que las dictan se impusieron al ánimo.
De Toledo, Roma y Jerusalén, ¿qué cosa nueva podrá decirse? ¿Estudiar y reseñar sus monumentos? Para eso hacen falta prolijas investigaciones y volúmenes en folio. ¿Entonar un ditirambo? El ditirambo repetido mustia la flor de la belleza y de piropos debe de estar empalagada la vieja reina goda, la sultana, la emperatriz de las ciudades.
Lo único posible para no ahogarse en el océano de tantas maravillas, es traducir fielmente una impresión personal, lírica, sentida y gozada con sibaritismo; y en vez de hablar del Toledo monumental y artístico, hablar de nuestro Toledo, del que nos ha tocado en suerte.

EMILIA PARDO BAZÁN  Por la España pintoresca: Viajes (1895)