Merece el viaje

Ciudad extraordinaria, ciudad hosca y de alto relieve que merecería para ella sola que se hiciese el viaje a España. Antes de entrar mirad bien cómo está construida. Está alzada en plena claridad, en el sol y el viento, en la cima de una roca redonda. Las pendientes son abruptas por todas partes. El Tajo negro la ciñe en una curva estrecha... Ningún matiz, sino los colores crudos, yuxtapuestos y chocados uno con otro.

René Bazín. Terre d'Espagne, 1895








Hasta la contemplación del ángel...

Es maravilloso pensar que quizá una ciudad tan incomparable como Toledo me resulte afín, porque en modo alguno se resuelve en lo humano, sino que, situada a la manera de un astro, tan sólo como un signo edificado con medios humanos, se alza a través de todas las dimensiones de lo visible, como una aparición que va desde la mirada del animal hasta la contemplación del ángel…

Rainer Maria Rilke. Carta a Eva Cassirer (11-1-1912)



Judíos

Abravanel, Farias o Pinedo
arrojados de España por impía
persecución, conservaban todavía
la llave de una casa de Toledo.

Libres ahora de esperanza y miedo,
miran la llave al declinar el día;
y en el bronce hay ayeres, lejanía,
cansado brillo y sufrimiento quedo.

Hoy que su puerta es polvo, el instrumento
es cifra de la diaspora y el viento,
afin a esa otra llave del Santuario

que alguien lanzo al azul cuando el romano
acometió con fuego temerario,
y que en el cielo recibió una mano.

Jorge Luis Borges. La llave en Salónica





















A la hora del crepúsculo

A la hora del crepúsculo es cuando Toledo, desde la Virgen del Valle, se hace más extraordinaria. Cuando el poderoso soporte granítico de la ciudad se ha fundido en los tintes violetas, los últimos rayos solares, que pasan por encima de la sierra, lo iluminan con un resplandor amarillento, al que algunas sombras se entremezclan. Muy pronto las montañas, que se han ennegrecido, se recortan sobre un cielo rojo que inflama a la ciudad, y luego, extinguiéndose, la abandona a la noche (...) Yo sé, a lo menos, lo que nos dice esta puesta de sol en Toledo; congrega todas las formas, todos los sueños, para hablarnos de una vida verdadera a la cual nos creemos predestinados y que nos falta conquistar…

Maurice Barrès. El Greco o el secreto de Toledo (1913)






Desde San Martín

"Esta vez hemos salido de la ciudad por San Martín, el histórico puente que en los aledaños toledanos devora las dos carreteras clásicas que suben hacia los montes de Toledo rasgando villas ilustres de castizo abolengo (...) Por la hondonada que forman estas dentelladas pétreas discurre congestivamente opulento el padre Tajo, reflejando en sus ondas, como espejos de alinde, la amplia silueta del baño de la Cava, dama enigmática engendradora de todos los romances del derrumbamiento godo".

Félix Urabayen. Serenata lírica a la vieja ciudad.  (1925)